viernes, 12 de abril de 2013

Reflexión actual sobre el movimiento estudiantil de Mayo de 1968

Quisiera comenzar,  a modo de reflexión,  sobre nuestro tema –Revoluciones- con unas consideraciones sobre  aquella entrevista estudiantil al filósofo francés Jean Paul Sartre con motivo de la mal llamada revolución estudiantil de Mayo del 68,  ya que no quedó de ella, políticamente hablando, más que el recuerdo de una revuelta, bastante romántica, eso sí,  y de un hecho contestatario y curioso que eclosionó la sociedad francesa, que ya comenzaba, una vez superada la postguerra, a estar harta de la mala gestión política al no conectar los intereses de la clase política con los legítimos intereses de una sociedad en marcha,  tanto la estudiantil como la obrera.

Dicho de otra manera,  cómo los hijos de los obreros, estudiantes de Nanterre, hicieron suyos postulados que en buena parte, eran los de sus padres los cuales trabajaban en las fábricas por escasos salarios.

Aunque hemos aprendido que no es verdad que la Historia, con mayúsculas, se repite, es posiblemente lo que puede estar ocurriendo ahora.

Digo reflexión,  porque para explicaciones sobre el Mayo del 68 me remito mejor nuestro “querido Google” (San Google para algunos), a la extensa bibliografía de todos los colores y tendencias, desde las más cercanas al hecho histórico y  por consiguiente más calenturientamente revolucionarias,  a las  más sesudas y asentadas posteriores. También a los fácilmente accesibles artículos y noticias periodísticas de la época y a los posteriores que matizaban su significado haciéndolo o inicio de posteriores filosofías y modos de pensar y hacer políticos o punto de reflexión sobre el poder de la juventud y su papel en la sociedad.

El que suscribe, es de los que idealizando la cortísima revuelta pensaron una cosa y acabaron pensando otra. De una furibunda tormenta en una calurosa noche de verano,  esto es,  bonita y refrescante, como si fuera una alto en el camino a mucho ruido y pocas nueces.

Me remito también, cómo no, a la cantidad enorme de fotos (algunas de las cuales espero que nuestros técnicos informáticos cuelguen aquí) que han deleitado y siguen deleitando y embobando nuestras mentes con sus frases grandilocuentes y bonitos poemas.

Decía,  y digo,  que me quiero centrar en las breves y certeras respuestas del gran sátiro (y si no que se lo pregunten a la sufrida Simone de Beauvoir) y filósofo a las preguntas del estudiante,  ya que no han perdido actualidad y menos en el entorno actual universitario.

Le preguntaban:

E: ¿Qué es la cultura?
JPS: -La cultura es “algo” que al ofrecerse se cuestiona.
E:¿Qué es el saber?
JPS: -El saber es siempre algo más de lo que creíamos que sabíamos. Apenas lo aprendemos y creemos que lo hemos adquirido aparece un nuevo saber que nos pone en cuestión lo que sabíamos.
E:¿Para qué sirve la Universidad?
JPS: - Solo para formar a hombres que cuestionan.

Sartre parte  de que el ser humano (estudiante) no está dando por sentado y cierto, unas enseñanzas que son inamovibles.

Llama, sin duda,  a la puerta de la objetividad, pero da más de un toque certero  en la  capacidad humana de poner en cuestión “todo”, partiendo de las premisas más ciertas e inamovibles y que parecen incuestionables. Entiendo esta actividad básica y motor para todos,  tanto para el enseñante como para el enseñado.

Algunos de nuestros profesores sigue, en el oficio y práctica universitaria, como desde la Edad Media (Giordano Bruno, Galileo y antes Pedro Abelardo, entre tantos), en que comenzó a practicarse, este básico y simple postulado y otros desgraciadamente no.

Quizá no lo siguen, no porque no lo sepan,  sino porque al “enseñado” le resulta mucho más fácil no entrar en la cuestión de cuestionar.
Es más fácil, sin duda, no cuestionar, aunque para ese viaje no hacen falta estas alforjas,  o dicho en llano,  personalmente soy de los queiensan que “al templo del saber” versus University,  se viene a poner en cuestión todo, todo.


Es importante ya que nos va la propia vida. Es la cuestión única. En la foto de la derecha, vemos a la rica heredera Carolina de Bendern ondeando una bandera del FNL vietnamita, lo que provocó que su abuelo la desheradase.





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